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Aceptar el Día de Australia

mayo 29, 2024
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Es esa época del año otra vez, en la que surgen discusiones, algunos expresan su desacuerdo, otros expresan su desacuerdo con el desacuerdo y otros temen decir algo equivocado.

El Día de Australia se celebra como fiesta nacional el 26 de enero desde 1994, y algunos aborígenes lo conmemoran como Día de Luto desde 1938. La fecha conmemora que Arthur Phillip plantó la bandera británica en Warrane (Sydney Cove) en 1788 para reclamar la zona como colonia penal británica.

Como emprendedora cultural comprometida con la comprensión de la identidad, me he dado cuenta de que, a estas alturas del debate anual sobre el Día de Australia, escucharnos respetuosamente unos a otros es más importante que la propia fecha. Cuanto más nos reunamos en espacios seguros para debatir cuestiones como el Día de Australia, más nos daremos cuenta de que son pequeñas en comparación con los retos a los que se enfrenta Australia y toda la humanidad.

Muchos australianos siguen considerando el Día de Australia como una alegre ocasión para celebrar nuestra vida aquí, pero es un pararrayos del trauma intergeneracional y de los múltiples y profundos duelos, tensiones y resentimientos de la sociedad australiana. He defendido a las personas infrarrepresentadas durante toda mi carrera, y era muy consciente de la creciente preocupación de la comunidad por la idoneidad del 26 de enero como día de celebración cuando, de 2004 a 2012, dirigí y produje conciertos a gran escala del Día de Australia en Melbourne.

Nuestro recurso más infrautilizado es nuestro patrimonio cultural colectivo, a menudo denominado diversidad cultural, que existe en comunidades dinámicas pero infravaloradas de toda Australia. ¿Cómo podemos hacer que todo el mundo aprecie estas riquezas y se muestre más receptivo, capacitado e incluso cautivado por el cambio? Son ideas y retos que intenté desentrañar en los numerosos conciertos del Día de Australia que produje y que siguen alimentando mi trabajo profesional.

No hay nada más doloroso que la división social, y la mayoría de la gente tiene un sentido intuitivo de ello y desea la curación, pero ¿se da cuenta todo el mundo de hasta qué punto no puede funcionar un planteamiento monocultural? Los datos más recientes del censo nos dicen que sólo el 44% de los australianos se identifican ahora como cristianos. El descenso es dramático: en 1991, esta cifra era del 61% y en 1966, del 88%, pero ¿actualizamos en consecuencia nuestra percepción de lo que somos? Necesitamos una imagen precisa de nosotros mismos para garantizar que se toman las mejores decisiones para nuestra sociedad y nuestra economía.

Mientras la Coalición Liberal-Nacional estuvo en el gobierno de 2013 a 2022, calificó a quienes querían cambiar la fecha del Día de Australia de «minoría ínfima de personas» que intentaban «intimidar» al gobierno y culpables de «autodesprecio indulgente». Mientras instituciones tan venerables como Cricket Australia se distanciaban del 26 de enero, en 2019 el entonces primer ministro Scott Morrison cambió el Código de Ceremonias de la Ciudadanía Australiana, obligando a los ayuntamientos a celebrar las ceremonias el Día de Australia o a perder el derecho a celebrarlas.

Fue un acontecimiento inútil. Los grupos sociales que prosperan se comportan de forma integradora. Si alguien tiene una necesidad especial, hacen provisiones para esa persona. Las democracias no son diferentes. Toda democracia incluye un sistema de controles y equilibrios, como las comisiones de derechos humanos, que garantizan que las minorías estén protegidas y no oprimidas por la mayoría.

Las culturas humanas cambian constantemente. Las fiestas nacionales están perdiendo relevancia a medida que más gente se desplaza por el mundo. Las ceremonias de ciudadanía son importantes, pero no es necesario vincular estos actos a fechas históricas, y mucho menos a un día nacional. De hecho, necesitamos que las ceremonias de ciudadanía se celebren muchas veces al año. En el último censo, por primera vez en años la cantidad de solicitudes de ciudadanía descendió por debajo de 100.000. Tenemos que acoger a más inmigrantes, más a menudo y de más lugares, para revitalizar nuestra economía.

El gobierno de Albanese ha permitido que las ceremonias de ciudadanía se celebren del 23 al 29 de enero, y Network Ten ha decidido no reconocer el 26 de enero como Día de Australia. Ambas decisiones provocaron la previsible y rápida reacción de las personas vinculadas a la fecha del 26 de enero. Los que defienden el 26 de enero suelen tener megáfonos, pero quizá debamos escuchar sus voces con más inteligencia y averiguar qué necesitan para sentirse seguros en nuestra sociedad en constante cambio.

El mecanismo biológico del miedo ha evolucionado en cada uno de nosotros a lo largo de 200.000 años y no es fácil de superar. La forma en que deliberamos sobre el Día de Australia es esencial para nuestro bienestar cultural. El diálogo beneficioso no se basa necesariamente en el acuerdo, sino en el respeto mutuo. Si evitamos culparnos, insultarnos y avergonzarnos mutuamente, si una comprensión matizada y el respeto por la amplia gama de opiniones que forman nuestro colectivo pueden ser la base del diálogo, podremos abordar los problemas. De lo contrario, la controversia y las divisiones en torno a esta fecha seguirán enconándose. Nos guste o no, somos un colectivo: así que adoptemos un enfoque más sofisticado de nuestras interacciones y empecemos a actuar como tal.


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